martes, 15 de abril de 2008

FALTA LLECA




Días atrás cenaba con un amigo que decidió interrumpir intempestivamente sus tallarines para decirme “me voy al biorsi”. Supuse que me estaba insultando y lo miré torcido. Se levantó, pese al ragú que proclamaba y se fue. Aproveché la amansadora para pispear las mesas vecinas. Sólo un par de sabandijas supieron explicarme que mi acompañante estaba en el ñoba. Cuando volví a casa busqué en el Google la etimología de “biorsi”. Resulta que proviene de servicio, pero se pronuncia alverre.
Como estaba al dope, decidí profundizar en estas lides y así interpelar a más puntos con mi estrafalaria requisitoria lingüística que –además – sirve indubitablemente para hacerlos caer como a chorlitos. “¿Sabés de donde viene el verbo torrar”? - pregunté a un conocido dandy. “Dormir” – contestó sin titubear. Le expliqué de upa que hace más de un siglo las cañerías de Buenos Aires eran provistas por la firma A. Torrent. Ergo, allí los “atorrantes” torraban (en criollo actual, “se rascaban el higo”). En seguida vino la camarera con la dolorosa y se terminó el chamuyo.
Alguna que otra objeción masculina en el sentido que una mujer pierde femineidad al utilizar el lunfardo casi me hace desistir de esta columna. Me nefrega. No quisiera parecer una bataclana pero creo que interiorizarme de la jerga de boliche me hará sentir más cómoda, por ejemplo, en la cancha donde suelen armarse lindos bolonkis.
Como – pese al ofri - ya me salía humo de la zabiola con tanto cuestionamiento, decidí pedirle al ñato del bar otro feca. Mientras leía el mataburros del lunfardo, me zampé una medialuna gigante. En seguida vino un cusifai que quizo hacerse un levante matinal. Tenía toda la pintusa de un poligrillo, aunque hiciera lo posible por parecer un cajetilla con vento. Basta de hombres de piringundines – pensé – si alguno tiene lleca que avise. Esta percanta no es ninguna chirusa.

lunes, 7 de abril de 2008

BASTA DE INVESTIGACIONES PELOTUDAS


POR VALERIA SCHAPIRA


Hoy arranqué onda “light”. Compré una botella de agua mineral para el desayuno y abrí Clarín. En la sección Sociedad me topé con un título que me dejó seca: “PRUEBAN QUE BEBER MUCHA AGUA NO ES TAN BENEFICIOSO”. El headline era ganchero y decidí bucear en aguas profundas. Resulta que los investigadores de la Universidad de Pensilvania llegaron a la conclusión que los famosos ocho vasos diarios que se recomendaban no tienen un respaldo científico serio. Tiré el contenido de mi vaso por el inodoro y abrí una cervecita para brindar. Una obligación menos – pensé - e imaginé cuán boludas se habrán sentido millones de minitas que andan con la botella plástica en mano hasta para ir al baño.
Francamente, esta historia de las investigaciones pelotudas no deja de sorprenderme. Un día te levantás y descubrís que los científicos de la Universidad de Pinchilandia estuvieron investigando los beneficios de la caca de cotorra sobre la dermis. Salís como desquiciada buscando excremento de pajarraco para alisarte la piel. A los pocos meses aparece un artículo en una prestigiosa revista científica que sostiene que la caca de pájaro promueve el pie de atleta. Una bosta.
Así ad infinitum. Primero te dicen que el chocolate es afrodisíaco; después se contradicen - con todo el aval académico que los respalda – y te tiran a la cara que cuanto más bombones come un tipo, menos erecciones tiene. Años de exprimir naranjas de jugo hasta esguinzarte la muñeca para que te avisen, sin anestesia, que la vitamina C no previene ni gripes ni resfríos.
Conclusión: en el Primer Mundo les sobra plata y tiempo para investigar boludeces. Voy a llamar al Mc Delivery: Big Tasty y papas dobles para arrancar. Sundae de chocolate de postre. Y después, a broncearme con aceite Johnson y Coca Cola a la terraza. A la salud de los científicos rascadores de higo del mundo. De algo hay que morir. Prefiero que sea de colesterol antes que me aplaste un interno del 60 como a una alfombra.

viernes, 4 de abril de 2008

Estoy en el trono (los sinsentidos del MSN)


Por Valeria Schapira (R)



Un nuevo día. Me levanto. Prendo mi radio de viejo de tribuna. Me ducho rapidito. Enciendo la laptop. El Messenger se conecta en forma automática y me saluda su muñequito amorfo. Cambio el estado de la sesión: "VUELVO ENSEGUIDA". Del otro lado no lo saben pero es hora de llevar a mi perro a hacer su deposición matinal y luego tomarme un potente desayuno.
Al cabo de “volver enseguida” encuentro sendos carteles naranjas titilando en la pantalla de mi compu: “nena!!!...contestá!!!!”- vociferan. Y pienso en voz alta: “VUELVO ENSEGUIDA”, quiere decir que no estaba físicamente frente a la pantalla… Y bue - concluyo - unos cuantos usuarios no tienen todos los patitos en fila.
Me conecto nuevamente al MSN y el muñequito verde danza desaforadamente, en clara señal de mi buena predisposición al diálogo. Una hora. Dos horas on line. Hay más de treinta contactos disponibles y nadie me dice “buen día, rrope”.
Ya es mediodía. Timbre. Bajo a buscar el delivery. Mi estado de conexión virtual pasa a “AUSENTE” por unos minutos. Cuando vuelvo a la mesa con mis empanadas calentitas, encuentro una horda de energúmenos pugnando por entrar a mi universo informático. Los puteo en arameo y les respondo, uno por uno, mientras se me escurre el juguito de una de carne por el teclado. Decía “AUSENTE” – rememoro – “la madre que los parió” y decido ir al mataburros para ver qué está fallando en mi comunicación. Diccionario Espasa Calpe: AUSENTE: “que no está presente, sino separado o alejado de un lugar”. Decido virar mi leyenda hacia “SALÍ A COMER”. No salgo un carajo, pero quiero terminar mis empanadas en paz. El llamado de las fieras cibernéticas vuelve a oírse. Es decir que, literalmente, les importa un huevo mi almuerzo.
Me lavo las manos empanadosas y vuelvo a la sesión del Messenger, esperando alguien interrumpa la tediosa tarea que me encomendó mi contador. La PC dice “CONECTADO” pero vuelvo a quedar sola como loca mala.
Pasa el rato sin pena ni gloria mientras termino un capítulo de mi próximo libro. Anochece allá afuera. Es hora de vestirme. Tengo una cita con un hombre para el infarto. Pongo en mi máquina el cartel de “NO DISPONIBLE”. En criollo, “estaré ocupada con un tipo por el que sería capaz de matar: no podrán disponer de mí por unas cuantas horas (que espero sean muchas)”. Cuando vuelvo del choque de planetas, la pantalla de mi notebook parece una botella de Mirinda. “¿Qué parte no entendieron?” – me enfurezco. Vuelvo al Espasa Calpe: DISPONIBLE: (persona o cosa) de la que se puede disponer. Ergo, deduzco, NO DISPONIBLE: (persona o cosa) de la que NO se puede disponer. "ESTÁ EN UN TELO" – debería decir la sesión pero tal opción no figura en el menú de los amigotes del señor Gates.
Me voy a dormir y apago el Messenger. Mañana será otro día. Me conectaré con Bill para hacerle una sugerencia humilde. Que agregue un concepto al estado de sesión: “ESTOY EN EL TRONO”. Nadie tiene el tupé de interrumpir cuando uno está cagando.